Espacio Catódico

jueves, agosto 31, 2006

Llega Septiembre con los coleccionables

Expediente X fue de las primeras series (si no la primera) en salir a la venta en DVD. Costaba por entonces 20.000 pta. por temporada (120€ con el cambio), lo cual hoy nos parecería escandaloso pero claro, hay que tener en cuenta que por entonces una peli con un trailer y unas filmografías costaba 4.000 (aunque, la verdad, ya podrían haber bajado el precio desde entonces).
Poco después salieron Star Trek (100€/temporada) y CSI, que se distinguía por ser la más barata con diferencia (30 € por media temporada)
Hoy día, rara es la serie que no sale en DVD (aunque, en este país, no tanto), y por precios mucho más ajustados.

El verano pasado, entre los múltiples coleccionables que inundan los kioskos cada septiembre, la Fox sacó la colección completa en DVD. Los discos eran los mismos que podían encontrarse en los packs aunque con diferente envoltorio (unos discos slim mucho más prácticos que la elegante pero engorrosa encuadernación de los otros).
Ya en su día sacaron las dos primeras temporadas en VHS, pero esta vez debieron tener más éxito ya que este año repiten, y han añadido Buffy, Cazavampiros. En ésta, la diferencia de precio no es tanta (con las ofertas de Agosto de El Corte Inglés, sale más barato comprar los packs), pero el pequeño desembolso semanal la hace mucho más asequible.
Aparte de las series de la Fox, salen también a la venta Caballeros del Zodiaco y Detective Conan. Ésta última, probablemente por editarse así directamente sin pasar por packs, ha tenido el detalle de redondear su presentación con uno de esos dibujos que van formándose en los lomos.
Por desgracia, el reducido número de episodios en cada entrega (3 y 2 respectivamente), hacen estos animes mucho más caros que las otras.
Mientras tanto, House va vendiéndose con el País, Pasión de Gavilanes con nosequé revista, CSI redistribuye los DVDs de sus packs en forma de coleccionable,...

Y yo me pregunto si no será esta la forma de comprar las series en DVD de aquí a un par de años. No todas, pero sí las más conocidas como Urgencias o Ally McBeal, o las de género, más propensas a tener fans acérrimos, como Star Trek o Stargate.
Y quizá el año que viene, salga la que salga, aprovechen para añadir alguna revistilla coleccionable con información de los capítulos, interpretes,... que se echa de menos.

E igual así sale Babylon 5 de una bendita vez, que ya es hora.

martes, agosto 29, 2006

World Trade Center

Supongo que ya conocéis la película, y probablemete sepais también que la banda sonora de Craig Armstrong tiene muchas papeletas para llevarse el Oscar.
Tan sólo he oído la del trailer, que me parece preciosa, pero... es que cuando la oigo no puedo evitar pensar que es clavada al tema de Christopher Franke que se oye en los dos últimos episodios de Babylon 5. No sé si es cosa mía o efectivamente se parece.
Ahí abajo, en los vídeos hechos en memoria de Andreas Katsulas y Richard Biggs puede oirse el que yo digo, a ver qué opináis vosotros.

Por Los Amigos Ausentes



Lo que no veremos: Winward Circle

El otro día dieron La Llegada del Hijo, el penúltimo episodio de la tercera temporada de Las Chicas Gilmore. Este episodio era al mismo tiempo el piloto para una serie centrada en el personaje de Milo Ventimiglia, Jess Mariano.
Veíamos en este episodio como Jess abandonaba Stars Hollow, el pueblo en que se desarrolla la serie, e iba a California en busca de su padre, al que acababa de conocer.
Si Las Chicas Gilmore estaba protagonizada por una madre y una hija que se entendían a la perfección, Winward Circle iba a tratar sobre la relación de una padre y un hijo que debían aprender a conocerse.
Mejor que con su padre (Rob Estes, Medias de Seda) se llevará con la nueva familia de este: su novia (Sherilyn Fenn, Pasados de Vueltas) y la hija de ella (Alix Kermes).
Personajes extravagantes, diálogos ingeniosos y muy buenos guiones eran la marca de los Palladino en Las Chicas Gilmore, y probablemente lo habría sido también en Winward Circle.
La WB, dados los altos costes que habría supuesto el plan de rodarlo en exteriores en Venice Beach, fue recortando el pedido de episodios hasta cancelarlo completamente. Ofrecieron entonces a Ventimiglia la oportunidad de volver a Las Chicas Gilmore pero el actor, viendo que no era lo que más le convenía a la serie, antepuso ésta a sus intereses y lo rechazó, aunque se ofrecieó a volver como personaje invitado si alguna vez le llamaban, como de hecho así ocurrió.

viernes, agosto 11, 2006

Hasta pronto

Como he dicho un poco más abajo, esta tarde me voy.
Quizá pueda actualizar en una o dos semanas, quizá no vuelva por aquí hasta fin de mes.
Como viene siendo mi costumbre, dejo un par de videos, que ya sabeis lo que me gustan.

El primero es de Expediente X. Tiene spoilers hasta el final de la serie (lo siento Lady Madonna), pero me ha parecido tan gracioso que aquí lo dejo. El segundo está libre de spoilers y el tercero es uno de esos videos que, usando imagenes de una serie, cuenta una historia que nada tiene que ver con ella.







También dejo aquí un fanfic que escribí hace un par de años. No soy un escritor de fanfics muy prolífico, pero presenté este al concurso de la asociación Tarasu de hace un par de años.

La Venganza Es Mía

Londres, 1880

Cecily oyó cómo llamaban a la puerta. Se preguntó quien podía ser a aquella hora de la noche. La fiesta había acabado hacía rato y su padre dormía. No le agradaría tener que levantarse. Uno de los criados entró en su habitación, sin duda para anunciar la visita. Al saber de quién se trataba, su padre le echó de malos modos y le gritó que se deshiciera de ella. Al preguntar al criado, supo que se trataba de la madre de William.
- Hazla pasar. – ordenó – Dile que estaré abajo tan pronto como pueda. Y haz venir a Sarah.
Mientras Sarah la ayudaba a vestirse, se preguntó a qué podía haber venido aquella buena mujer. Tenía el convencimiento de que guardaría relación con la conversación que aquella misma noche había tenido con su hijo. Su padre le había invitado por primera vez a su casa, pero sólo para que ella pudiera dejarle claro que nunca habría relación alguna entre ellos. Su hermano mayor, Caleb, se había burlado de él y de sus torpes intentos de crear poesía. Aquello y su rechazo habían hecho que el pobre William se excusara pronto, apenas capaz de contener sus lágrimas.
Bajó a recibir a su invitada. Era una mujer ya mayor, de pelo blanco y cara arrugada. Por lo que sabía, no salía mucho de casa debido a su precario estado de salud. Y sus estrecheces económicas, sin ser acuciantes, no le permitían llevar el estilo de vida al que estuvo acostumbrada.
- Mi padre ruega sus disculpas por no poder recibirla. El día ha sido largo y está muy fatigado. Yo soy…
- Cecily, ¿verdad? Mi hijo me ha hablado mucho de ti.
Sintiendo que se ruborizaba, Cecily asintió en silencio.
- ¿Y qué le trae a esta hora a nuestra casa? Nada grave, espero.
- Tenía la esperanza de que pudierais indicarme dónde puede estar mi William. Nunca había tardado tanto en volver a casa.

Los siguientes fueron días de intensa actividad para la anciana. William seguía sin aparecer, y su madre visitó en varias ocasiones a la policía y a todo el que figuraba en su tristemente corta lista de amistades.
Y entonces dejó de salir de casa. El tiempo pasó, y con él llegaron las habladurías. Algunos decían que William se había suicidado arrojándose al Támesis. Otros, que se había fugado con otro hombre. También hubo quien dijo que su madre le había encerrado en casa al volver borracho unos días después. Cecily podía ver la mano de su padre y su hermano detrás de algunos de aquellos rumores. Cada día que pasaba aumentaba su certeza de que estaba muerto, y su arrepentimiento por no haber sido sincera con él. Quizá si le hubiera dicho que le correspondía, que ella también le amaba a él, todo habría sido diferente.
Habían pasado ya tres semanas cuando la policía entró en casa del pobre William debido a las quejas del vecino por el olor que de ella salía. Todo lo que encontraron en la casa vacía fue un cuerpo horriblemente mutilado, probablemente de William. Ni rastro de su madre.
Aquel mismo día, su padre decidió organizar una fiesta “para celebrar que ese afeminado no te rondará más”. Al enterarse, Cecily rompió a llorar sin tener en cuenta lo que pudiera pensar Annie, una amiga reciente que le había servido de apoyo aquellos aciagos días.
- Pobre William – dijo entre sollozos – No tiene nadie que le defienda. Desearía poder defenderle yo, pero no me atrevo a ir en contra de mis padres. Desearía que él estuviera aquí para poder defenderse. Pero, en mi corazón, se que está muerto y no volveré a verle.
Su amiga pareció estar a punto de decir algo, pero cambió de opinión y calló. Tras reflexionar un momento dijo:
- Normalmente no hago esto. Pero si de verdad piensas eso, creo que conozco a alguien que podría ayudarte.
La llevó a una pequeña casa en Whitechapel. Cecily se preguntó como podía Annie conocer a nadie en un barrio como aquel. Les abrió la puerta una anciana rolliza y de pelo revuelto. Una gran cicatriz en forma de media luna recorría el lado izquierdo de su cara, desde su ojo hasta la comisura de los labios. Las miró de arriba abajo, refunfuñó y les hizo señas para que la siguieran. Las guió hasta la cocina, donde un pequeño niño pelirrojo de unos tres o cuatro años estaba sorbiendo un tazón de leche. Sus ojos eran completamente negros.
- ¡A tu cuarto! – le espetó la anciana
El niño saltó de la silla y salió corriendo tan deprisa que Cecily apenas pudo verle irse meneando su… Por un momento, Cecily hubiera jurado que aquel niño tenía un rabo semejante al de un reptil. Pero aquello era imposible.
- Mi amiga…
Annie empezó a hablar, pero calló ante un gesto de la anciana. Cecily sintió como apoyaba su arrugada y fría mano sobre su pecho. El contacto era sumamente desagradable. Echó atrás su vieja cabeza y abrió mucho los ojos. Eran tan negros como los del niño.
- Se lo que desea tu corazón. – dijo por fin, sus ojos normales de nuevo – y también se que no podrías pagarlo. Vete.
- ¡No! – Cecily alzó la voz por primera vez desde que tenía memoria – He venido hasta aquí. No se bien qué hay que pueda hacer por mí. Pero si puede hacer algo, ¡hágalo! El precio no es problema.
La anciana volvió a acercarse a ella. La olfateó ruidosamente y le arrancó un pelo de la cabeza. Lo miró detenidamente poniéndolo a la luz y dijo:
- Creo que te he juzgado mal. Quizá sí puedas pagarme.
La agarró de la muñeca al tiempo que sacaba un viejo cuchillo de su delantal.
- Tranquila, no dolerá mucho.
Antes de que pudiera reaccionar, le hizo un corte en la palma de la mano y empezó a verter su sangre en un pequeño cuenco de madera. Cuando juzgó que tenía suficiente, envolvió la herida en un pañuelo sorprendentemente limpio. Escupió en el cuenco.
- Escupe – le ordenó.
Cecily lo hizo e inmediatamente la sangre empezó a burbujear, como si hirviera, allí donde la saliva había caído. La anciana parecía complacida. Dejó la sangre en un armario y empezó a meter cosas en un hatillo. Añadió un par de libros y un huevo del tamaño de su cabeza.
- Necesitarás una imagen suya.
- ¿Valdrá un dibujo?
- Valdrá. Si quieres romper el hechizo, deberás romper la imagen. Ahora vete.
Fue a decirle a Annie que se marcharan, pero no estaba allí. Y la anciana no parecía de humor para contestar a ninguna pregunta.

Al llegar los primeros invitados lo tuvo todo listo. Había pasado el día entero en su cuarto, preparándolo todo. Había dispuesto los ingredientes tal como decía el primer libro. Había colgado el hinojo en todas las puertas y ventanas, y dibujado los símbolos como decía el segundo. Mientras empezaba a sonar la música en el piso de abajo, Cecily se acercó a la cómoda y abrió el cajón de abajo con una pequeña llave. Extrajo su diario del doble fondo y sacó de él un papel doblado. Un retrato de William. Lo dispuso del modo apropiado. Dijo el encantamiento tres veces. Y esperó.

Cuando el mayordomo abrió la puerta esperaba ver a algún invitado, aunque no recordaba que faltara ninguno por llegar. Lo que no esperaba era ver aquella pareja. Él no llevaba chaqueta ni corbata, sino que iba vestido poco mejor que un estibador del puerto, aunque su delgada figura descartaba que lo fuera. Y ella, aunque más elegante, llevaba un vestido pasado de moda por un par de décadas. Movía la cabeza a izquierda y derecha, de un modo que daba a entender que no estaba del todo en sus cabales.
No fue hasta que habló, que reconoció en él al aspirante a poeta que llevaba casi un mes desaparecido.
- Hola. Veras, estaba por aquí cerca y de pronto he sentido la imperiosa necesidad de dejarme caer. Así que… dado que vives aquí… me preguntaba si querrías invitarnos a pasar.
La mujer no dejaba de sonreír, salvo para meter de vez en cuando la lengua en la oreja de él. Aquel joven estaba muy cambiado. Fue a cerrarles la puerta en las narices, pero William la detuvo con la mano, con una fuerza increíble, y puso una expresión de perplejidad. Aquello parecía haberle sorprendido más a él. Sonriendo, metió un pie en la casa. Miro a su alrededor y metió el otro.
- Estoy dentro, Dru.
Por un momento, pareció que la mujer también iba a entrar, pero se paró ante el umbral.
- No es justo – su tono era increíblemente infantil – no deberías divertirte tú solo, Willy. Nunca lo haces bien. Bienbienbienbienbien.
- ¡Te he pedido que no me llames así!
- ¿Por qué no debería? – El espectáculo había atraído la atención de algunos invitados. Entre ellos Caleb – Ese eres tú. Willy, el de la sanguinariamente mala poesía. La verdad, teníamos la esperanza de no volver a oír uno de tus versos nunca más. Nunca hubiéramos supuesto que te habías ido con una puta. Con un hombre, quizá. Pero no con una puta.
- ¿Williiaam? No están siendo nada amables conmigo. Diles que sean más amables.
- Por supuesto, mi princesa – su cara cambió y su garganta dejó escapar un ruido similar a un rugido. El mayordomo gritó como un cerdo cuando William le mordió el cuello.
Afuera, la mujer reía y daba vueltas, como bailando al son de una música inaudible.
- Soy una princesa.

Cecily podía oír los gritos desde su habitación. También oyó a los invitados corriendo para salir por la puerta de los criados. Pero no podrían. Ella se había asegurado de ello, tal como el libro de la anciana le había enseñado. Salió de su cuarto y se acercó a la escalera. Allí, agachada en la oscuridad, pudo ver con todo detalle lo que ocurría abajo.
- Sólo quiero al anfitrión – William tenía la cara normal otra vez. Sujetaba a Caleb por el brazo, obligándole a estar de rodillas. La sangre del mayordomo manchaba su cara – No tengo nada en contra de los demás.
Cecily vio como todos sus amigos de la alta sociedad se apartaban de su padre, dejándole a la vista.
- ¡Ah! ¡Ahí estas!
Arrojó a Caleb a un lado como si fuera un muñeco y se acercó a su padre, rodeándole con el brazo.
- Verá Sir Harold ¿Puedo llamarte Harry? Verás Harry, tengo un pequeño problema. – señaló la puerta – Mi amiga no puede entrar a menos que la inviten. La invitaría yo mismo pero, bueno, no es mi casa. En realidad, yo tampoco debería poder entrar. No sé por qué he podido y, la verdad, no podía importarme menos.
Su padre intentó balbucear algo, pero William le agarró por el cuello.
- ¡Harry! ¿Qué modales son esos? ¡No he terminado de hablar! Bueno, esta es la situación. Tú la invitas a entrar y yo no mato a toda tu familia. ¿Qué dices?
- ¡Di que sí! ¡Di que sí! – gritaba la mujer mientras daba patadas en el suelo.
Sir Harold asintió y la mujer entró.
- ¿Y ya está? – William parecía decepcionado – Esperaba que hiciera falta algo más formal. O por lo menos que se hubiera resistido un poco. En fin…
Arrojó su presa a la mujer, cuya cara se asemejaba ahora a la de una cobra. Esta sonrió y se encogió de hombros, como una niña pequeña que acabara de recibir un regalo. Desgarró con sus uñas el cuello del hombre y chupó con su lengua la sangre que manaba de la herida, sin preocuparse de que la mayoría de ella estuviera cayendo al suelo. Al fin y al cabo, se había alimentado hacía poco.
Más gritos, y algún desmayo, siguieron al destino de Sir Harold. Caleb y otro caballero pensaron en subir al piso de arriba en busca de refugio, ya que algún extraño sortilegio les impedía salir por la puerta e incluso, como alguien había intentado, por una ventana. William dio un salto imposible y se colocó frente a aquel valiente, dando la espalda a Cecily, sin verla.
- ¡Dijiste que no nos matarías!
Cecily vio como tiraba a su hermano por encima del pasamanos y retorcía el cuello al otro hombre hasta matarle con un sonoro chasquido.
- Mentí.
Lo que siguió apenas duró unos minutos. Sin saber adonde huir, los invitados corrían de un lado a otro del salón, mientras los iban cogiendo y matando uno a uno. A ninguno se le ocurrió defenderse. En un momento dado, Cecily vio como la mujer agarraba a su madre y hundía los colmillos en su cuello.
- ¡Dru! – dejó de beber y miró a William – Déjame esa a mí.
Dru la tiró al suelo y fue a por los últimos invitados, mientras William cogía a la anfitriona por la cabeza y la levantaba del suelo.
- Tú y tu familia me arrancasteis el corazón y lo pateasteis – le metió los pulgares en las cuencas de los ojos y Cecily descubrió que sus gritos no la molestaban en absoluto – Justo es que os devuelva el favor.
Hundió la mano en su pecho hasta la muñeca y sacó el corazón de la mujer. Lo dejó caer al suelo y lo pisó. Luego miró a su amada, que estaba acabando con la última de las doncellas.
- ¿Ya se han acabado los invitados? – parecía decepcionado – Estas fiestas ya no son lo que eran.
- Aún nos quedan las bellas durmientes. ¿Podemos despertarlas con un beso? ¿Podemos?
William paseó su mirada por las mujeres que se habían desmayado y la desvió luego hacia Caleb, inconsciente desde la caída.
- Aún tengo quehacer aquí, cariño. Un pequeño debate literario. Ve a por los criados y luego lo hacemos.
- ¿Todos para mí?
- Todos para ti
Excitada, dio palmadas y soltó una risilla infantil. Acto seguido se dirigió hacia las habitaciones de los criados.

Caleb despertó con una fuerte presión en el cuello. Sus pies se movieron buscando el suelo, pero fueron incapaces de encontrarlo. William, el afeminado, le tenía agarrado por la garganta y le sostenía contra la pared. De pronto, “William el Sanguinario”, el apodo que le habían adjudicado por su poesía “sanguinariamente mala”, se había tornado en uno mucho más literal y terrorífico.
- Hola, Caleb. Llevo mucho tiempo imaginándome este momento. Si no ha llegado antes es porque uno de mis nuevos colegas quería mantener una presencia discreta en Londres. Claro que le vi organizar una parecida a esta en una boda, así que hoy me he dicho “¿Qué demonios? Seguro que Caleb agradece que le haga una visita”.
Se oyeron gritos y ruidos procedentes de otra parte de la casa. Caleb se echó a llorar.
- ¿Oyes eso? Parece que los criados tienen bastantes más huevos que tú y todos tus amigos juntos. Ellos al menos se defienden. No servirá de mucho, claro, pero al menos lo intentan.
Ocultaba algo tras su espalda con su mano libre, pero no sabía qué.
- He compuesto un poema para ti. ¿Quieres oírlo?
Caleb gritó cuando un dolor insoportable atravesó la palma de su mano derecha, dejándola clavada a la pared.
- ¿Qué…? ¿Qué…?
- Es un clavo de ferrocarril. No ha sido fácil de encontrar, pero ha valido la pena, ¿no crees?
Cogió su muñeca izquierda y le extendió el brazo contra la pared. Introdujo un clavo en su otra mano. Esta vez más despacio, deleitándose con los aullidos de dolor.
- ¿Por…? ¿Por qué?
- Bueno, - dijo mientras sacaba de su bolsillo un tercer clavo – fuiste tú quien dijo “preferiría que me clavaran un clavo de ferrocarril en el cráneo antes que escuchar otro de sus poemas”.
Le hundió el clavo en la frente. Esta vez no hubo gritos.
- Por fin has aprendido a jugar bien, William – Dru había vuelto – Ya te pareces un poco más a…
William la agarró y la golpeó contra la pared
- No te atrevas a decir su nombre. No vuelvas a compararme con él.
Dru acercó su boca a la de él, pero antes de besarle dio un mordisco al aire.
- Eres un niño maaalo, William.
Se besaron.

William la poseyó contra la pared, al pie de la escalera, donde Cecily pudo verles perfectamente. Ella había tenido razón todo el tiempo. El William que amaba estaba muerto. Aquel demonio podía tener su cara pero no era él. En sus ojos había muerte, no dulzura. Su sonrisa era mucho más amplia, pero no poseía la inocencia de la de William. Cecily se percató entonces de que la estaba mirando directamente mientras gozaba de su nueva compañera. Todo ese tiempo, él había sabido que ella estaba allí, observando. Rompió el retrato. Se levantó y fue hasta la ventana que había sobre la puerta principal. Con la ayuda de un atizador, retiró el hinojo que había sobre el marco. Poco después vio a la pareja salir y perderse en la noche. Bajó las escaleras y contempló la matanza que había causado. Vio a las mujeres que se habían desmayado y comprobó que, efectivamente, las habían despertado “con un beso” antes de matarlas. Se acercó a donde yacía su padre y le escupió. Una figura salió de entre las sombras. Era una especie de demonio, alto y con cuatro pequeños cuernos en la cabeza.
- Ha sido impresionante. De veras. Anyanka me dijo que tenías potencial, pero no imaginaba que fuera tanto. El sufrimiento que has causado ha sido...
- Se lo merecían. Todos.
- Me alegra que pienses eso. Te haré una propuesta, y me gustaría que la consideraras.

FIN

Episodio accidentado

Dada la hora a la que emiten Turno de Guardia, suelo grabarlo y verlo al día siguiente. A veces dejo que se acumulen dos o tres episodios, y los voy viendo cuando encuentro un par de horas libres.
Pero hay días en los que, si me cuesta dormirme, me quedo a verlo. Ayer fue uno de esos días. Y menos mal, o me habría encontrado con que había grabado una hora de nieve.
Unos diez minutos antes de que empezara el episodio, la tele perdió la señal, no solo de la Sexta, sino de todos los canales.
Lo que viene a continuación requerirá alguna explicación sobre cómo es mi casa.
Tenemos dos televisiones, obviamente en dos habitaciones distintas. La "principal" recibe la señal de Euskaltel y está conectada al video bueno y al DVD, mientras que la otra, un poco más pequeña, sigue recibiendo la señal de la antena que teníamos antes. Cuando la Sexta empezó a emitir, sólo podía verse en la tele grande. Ahora la otra también la recibe, pero en muy malas condiciones.
El caso es que ahí estaba yo, a la una de la mañana, viendo que me iba a quedar sin el episodio. Normalmente, lo habría puesto a bajar del eMule y me habría ido a la cama. Habría seguido grabando todos los episodios de la tele hasta que se bajara y los habría ido viendo después. Pero se me presentaba un problema. Esta tarde me voy a Haro, donde no hay ordenador, ni tampoco un video que funcione bien. Tenía que ver el episodio o saltármelo.
Pero es que además la trama estaba en un punto emocionante. En el episodio anterior, a uno de los protagonistas le habían metido un balazo, y no sabíamos si iba a salir vivo.
Así que me cambié de tele. Durante los diez minutos que tardó en empezar estuve yendo de una habitación a otra, lo más silencioso que pude ya que mi padre estaba durmiendo ahí al lado, encendiendo la tele a ver si volvía la imagen. Lo intenté también durante la cabecera y durante los anuncios. Nada.
Así que vi el episodio a través de un montón de copos de nieve que daban vueltas y vueltas en la pantalla. Lo curioso es que, cuanto más lejos estaba de la tele, mejor se veía. Pero dado que la nieve venía acompañada de ese molesto zumbido, tenía que ponerme cerca para oir o bien poner más alto.
Como he dicho, era la una de la mañana y mi padre estaba durmiendo.
Si me quedo viendo la tele hasta tarde (entiéndase por tarde más de las 11), suelo cerrar la puerta de la habitación en la que esté antes de que el ruido vaya a molestar, porque las puertas de esas habitaciones no son las normales con picaporte, sino unas puertas correderas que hacen un ruido de mil demonios.
Imaginaos: yo, a la una de la mañana, con una tele emitiendo algo indiscernible, y moviendo centimetro a centimetro la puerta oyendo brum, brum, brum. ¿Por qué demonios suenan tan altos los sonidos cuando lo que quieres es precisamente no hacer ruido? Es decir, es como si las tablas sueltas del pasillo no hicieran ruido de día, sólo de noche.
Conseguí cerrar de forma más o menos discreta y pude ver el episodio, aunque había veces que no sabía qué estaba pasando. Y si a los personajes les daba por susurrar solo oía el bzzzzzz de la nieve, con lo que la mitad del capítulo tuve que deducirlo. Pero bueno, visto este podré seguir la serie y, cuando vuelva, lo pondré a bajar a ver si lo veo en condiciones.
Esta mañana he comprobado la señal. Vuelve a verse bien.

miércoles, agosto 09, 2006

Zapping

La desventaja de que Cuatro de pocos o ningún anuncio en el primer episodio de Anatomía de Grey es que en el segundo las pausas son poco menos que eternas.
La semana pasada no sabía ni que canal poner, y acabé viendo la aparición de Anne Igarteburu en Martin. No me entendáis mal, la serie está muy bien pero el euskera que aprendí en el colegio está practicamente olvidado, así que podéis imaginar como estaba.
Esta semana, en la primera pausa daban Fuera de Control en La Primera y A3 y T5 estaban en anuncios, así que vi un cacho de El Lago, la peli de terror que daba La 2. Dado que solo vi un par de minutos, no puedo decir si el resto de la peli era una copia de Tiburón, pero desde luego el par de escenas que pillé parecían sacadas directamente de ella. Lo cierto es que había hecho propósito de grabarla ya que el prota era Bruce Boxleitner, pero al final se me olvidó.
Cuando terminaron los anuncios en telecinco vi el final del nuevo programa de Tricicle.

En los siguientes anuncios seguía Fuera de Control, y daban también Tirando a Dar. Vi algún cacho de ambas, al igual que la semana pasada, y la verdad es que no me hacen ninguna gracia.
Por suerte, esta vez A3 no estaba en anuncios y pude ver la escena de Danny DeVito insultando a Martin Lawrence por la tele, con la traducción al lenguaje de signos.
Esa sí fue divertida.

24: 7:00h - 10:00h

Normalmente, un comic (americano) de cualquier serie mensual tiene 20-24 páginas. Aquí en España se publican solos o de dos en dos (44-48 págs.). Pero existe desde hace unos años un formato llamado Biblioteca Marvel que, reduciendo el tamaño y publicando en blanco y negro, puede meter en un tomo 6, 7 y hasta 8 comics originales. Esto esta muy bien a la hora de hacerse con grandes colecciones de forma rápida y barata, pero cuando leo (devoro) uno de estos tomos y tengo que esperar un mes hasta el siguiente, al contrario que con los normales de 24-48 págs., no recuerdo en qué punto estaba la historia.
¿Que a qué viene esto? Pues viene a que cuando oí que otra vez iban a dar tres episodios de 24 cada semana, pensé que iba a ser una sobrecarga de información parecida, y que mi cerebro iba a ser incapaz de procesar y recordar tanto capítulo. Ya me pasó con la temporada anterior.
Pero no ha ocurrido. Está tan interesante que se me pasaron volando y espero el próximo con una impaciencia que no había sentido desde que Jack dejó a Sherry desangrandose para ir tras Hewitt. Sé que aún es pronto para juzgar, pero creo que esta temporada va a parecerse más a la primera y la segunda (mi predilecta) que a las siguientes. Más sobre esto las próximas semanas, según vaya viendo si tengo razón o no.


Respecto a la nueva familia de Frank/Jack, que levante la mano si hay alguien a quien Derek no le recuerde a Kim. ¿Nadie? ¡Ah, ahí hay uno! ¿Cómo? ¿que no ha visto las otras temporadas? Algo era ello. Tiene una habilidad para meterse en líos que rivaliza con la de la hija de Bauer.
Me pareció raro lo rápido que se acostumbran los dos a llamarle Jack. Me habría gustado que le siguieran llamando Frank durante unas cuantas horas. Pero es que puedo ser muy picajoso con esos detallitos que no le importan a nadie.
Y qué decir de Chloe. Cuando la vi en la tercera temporada, con esa nula habilidad social, ese ceño fruncido, esa forma de ser… de ser Chloe… me encantó. No inmediatamente, tardé un par de episodios, pero enseguida reconocí en ella un personaje genial. A pesar de ello no creí que fuéramos a volver a verla pero aquí está, convertida en un pilar de la serie, así como quien no quiere la cosa. Y ahora tiene tramas personales y todo. Por cierto que el tío ese con el que estaba (no me acuerdo del nombre, sorry), en cuanto le he visto he dicho “ese es el topo de esta temporada”. Porque en todas acaba habiendo un topo, de una forma u otra.
He tenido con él exactamente la misma sensación que la primera vez que vi a Paul Raines (los que habéis visto la cuarta ya sabéis si acerté o no). Varios detalles han confirmado mis sospechas. Tantos, de hecho, que estoy a punto de descartarle por obvio. Además fue él el que encontró la frecuencia del detonador, y ya tenemos otro topo, con lo que igual ese primer instinto estaba equivocado. De todos modos no le quitaré ojo.

El regreso de la muerte de Bauer. Por ahora muy bien manejado (mejor que el de Embrujadas ese mismo día). Estoy esperando ver a Audrey y a Jack cara a cara, a ver qué pasa. Sobre todo si Diane está también por ahí. Y sé que Kim aparecerá en algún momento de esta temporada, aunque ni idea de cuándo o por cuantos episodios (ni quiero enterarme, gracias).
A ver si a) ha madurado, b) sigue con Edmunds, y c) le echa la bronca a su padre.

Un amigo que me ha pedido que no diga su nombre* me destripó lo de Palmer. Tras un no demasiado severo castigo físico, me explicó que aparecía en los anuncios que Antena 3 ha estado dando (esos que he estado evitando ver). Menuda lumbrera el que ha hecho el anuncio. Aunque estuviera al principio del episodio, esta es de las cosas que no se dicen. Habría sido un auténtico shock. Estamos hablando de traer a un actor de la talla de Daniel Haysbert, cuyo personaje además ha significado tanto en esta serie, y cargárselo a los dos minutos de aparecer en pantalla. Nadie se lo iba a esperar.
Desde luego, una muerte así provoca la sensación de que cualquier cosa puede pasar. Sensación que se ve fortalecida cuando despachan a Michelle (pobre, pobre Michelle, con lo mucho que la quería) de forma igualmente expeditiva. Dado que Almeida no sólo no ha muerto, sino que lo han trasladado a la UAT, lo más seguro es que lo veamos por aquí para el sexto o séptimo episodio (al ritmo de emisión actual, un par de semanas), pero no pondría la mano en el fuego.


*Carlos.

jueves, agosto 03, 2006

Desesperadas

Con una semana de retraso, pero aquí estoy.

Aunque he seguido viéndola, y aún me gusta, Mujeres Desesperadas no ha sido la misma esta segunda temporada.
¿Por qué? Buena pregunta.
Por un lado, pasa lo mismo que con otras series como Buffy o Ally McBeal. Al pensar en estas series, me encuentro con la paradoja de que, aunque los personajes me parecen más ricos y me gustan más según avanza la serie, los argumentos de las primeras temporadas me gustan más.
Por supuesto, eso pasa después de varios años buenos en antena. Que pase tras una sola temporada es preocupante.
Luego está la diferencia entre las tramas de las temporadas.
El suicido de Mary Alice Young, con el que dio comienzo la serie, fue tan solo el principio de una trama que parecía estar siempre presente, y que tenía los suficientes entresijos como para poder avanzar episodio a episodio, e involucrar de una manera u otra a todos los personajes.
A esta sensación de omnipresencia ayudaba el hecho de que fuera la difunta Mary Alice la narradora de las consecuencias de su propia muerte.
Esta temporada, en cambio, los flecos de la trama anterior han sido mucho más interesantes que la de los Applewhite, supuestamente la principal.

Otra cosa que se ha perdido es la relación de los personajes. Las subtramas estaban como más dispersas esta vez. Daba la impresión de que cada personaje iba por su lado sin relacionarse mucho con los demás. ¿Dónde están aquellas partidas de póker? ¿Esas reuniones en el porche donde las cuatro (a veces cinco) mujeres iban poniendo en común lo que averiguaban?
Y echo en falta a la Sra. Hubert.
O más bien al tipo de guiones que incluirían un personaje así.
La Sra. Hubert era una viuda con pinta de ir a darte una galleta recién hecha y pellizcarte la mejilla, que sin embargo te robaría lo que le prestaras, se presentaría en tu casa con cualquier excusa a cotillear lo que pasaba en tu vida (y chantajearte luego con una sonrisa), y sacaría provecho de tu muerte antes de que se enfriara tu cadáver.
Era la encarnación del espíritu de la serie.
La señora MacCluskey (Kathryn Joosten, a la que siempre recordaré como la Sra. Landingam de El Ala Oeste) llena en parte ese vacío. Otra parte de su papel recae en Deirdre. Cada una en su estilo.
Pero la serie ya no tiene ese espíritu.

Aunque no todo anda mal.
La construcción de los personajes sigue siendo buena. Fijémonos en Tom Skavo, por ejemplo.
Cuando lo de la auditoría, enseguida nos dimos cuenta de que tenía algo que ocultar (aquí debo reconocer el mérito a mi hermana, que se dio cuenta inmediatamente, una o dos escenas antes que yo) y que era su mujer, no la empresa, lo que le preocupaba.
Sin embargo, "sabíamos" que Tom era incapaz de engañarla.
Cuando estuvo dolorosamente claro que eso es lo que pasaba, lo sentí como una traición al personaje, e inmediatamente empecé a buscar explicaciones, a cual más desesperada, sobré qué podía ser lo que pasaba.
Mi hermana, en vista de lo ligero de cascos que era su padre, sugirió que fuera una hija ilegítima de aquel.
Yo apostaba por una ex-novia que se hubiera quedado embarazada antes de conocer a Lynette. Acerté, pero de chiripa.
Estos días he recordado que, en su día, había algo que él no le había dicho a su mujer, y que no le iba a gustar. Entonces pensé que era que la hermana de Scully estaba trabajando en su empresa. Ahora me pregunto si no sería esto.

Y así llegamos a la 3ª temporada, es decir, a Orson y al quinto Skavo.
Lo que parecía un personaje de pasada, puesto ahí para incluir a una estrella de capa caída, promete ser una pieza clave de la tercera temporada.
Me encanta que me sorprendan.
Supongo que en la próxima temporada veremos a Kyle MacLachlan en la cabecera, en lugar de a Alfre Woodward. Claro que, ahora que lo pienso, estaba protagonizando In Justice. Supongo que eso significa que se ha cancelado la serie.
Otra que supongo que se unirá a la cabecera es la madre de la hija de Tom.
Para acabar, una reflexión. ¿Amenazar de muerte a Delfino va a ser el procedimiento estándar al terminar una temporada? El agente de James Denton debe de estar poniéndole condiciones a Marc Cherry, porque parece que siempre deje el camino libre para sacarlo de la serie.

P.D.1: Mi amiga Mac también le ha dedicado una entrada al tema.
P.D.2: ¿A nadie más le pone pegas Blogger a la hora de subir fotos? Porque a mí me deja día sí y día no, y este ladrillo sería más llevadero con un par de imágenes.

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Si alguien más se traga los festivales de publicidad, recordará este otro, de la misma marca, hace unos años.